domingo, 1 de diciembre de 2013

Como detectar a un niño con NEE

No hace caso, molesta mucho en clase, se levanta constantemente, es desordenado, pierde sus crayones, pelea con sus compañeros, se duerme, no participa en clase, no sigue instrucciones... Éstas son unas las quejas más comunes que expresan los maestros con respecto a los "niños problema". Pero, ¿será que en realidad son "niños problema" o son niños con problemas? Muchas veces se etiqueta a estos chicos y sufren de constantes castigos, los envían fuera de clase o a la dirección, las quejas con los padres son constantes; pero, ¿qué hay en realidad detrás de esta problemática? Es muy importante que los maestros realicen una oportuna detección de las dificultades que presentan sus alumnos. Esta valoración ha tomado mucho auge en la actualidad. La identificación de la problemática es necesaria no solo para categorizar o ponerle nombre a los problemas del alumno, sino para enfatizar las acciones que podemos realizar para ayudarlo en su proceso de desarrollo y aprendizaje. Como psicóloga, he tenido la oportunidad de hacer observaciones en aulas como proceso de evaluación de mis pacientes y, en la mayoría de casos, se evidencia la falta de técnicas y conocimiento por parte de los maestros con respecto al manejo de estos chicos. Por esta razón siempre recomiendo que el maestro se involucre un poco más en conocer el contexto familiar y social del niño y, de esta manera, poder hacer una intervención oportuna. De ahí viene la importancia de tener una comunicación eficaz y constante con los padres de familia. Por ejemplo, si el niño se duerme en clase o parece cansado, sería importante verificar si está teniendo una alimentación adecuada o si está durmiendo lo suficiente en comparación a la cantidad de actividad física que está realizando durante el día. Un niño con hambre o sueño no va a tener la capacidad de atención y concentración necesaria para su aprendizaje. El niño agresivo y abusador probablemente esté copiando el patrón que ve en casa o copiando el trato que recibe de algún miembro de su familia. El dejarlo sin recreo o sacarlo del aula no va a cambiar la situación, convendría más que el pequeño (y sus padres) sean referidos al psicólogo del colegio para recibir la orientación adecuada. Otro ejemplo es el niño que se le levanta constantemente de su escritorio, molesta o termina muy rápido su tarea y distrae a los demás. En este caso, es muy común la etiqueta de "hiperactivos" sin tener un diagnóstico real del profesional del área. Pero ojo, podría no tratarse de esto, y ser algo mucho más sencillo. Tan simple como que el niño trabaja rápido y, al terminar sus asignaciones antes que los demás, se aburre y por eso molesta. Aquí podríamos asignarle tareas extras, por ejemplo: borrar la pizarra, ordenar la librera, repartir los materiales de trabajo a sus compañeros o, inclusive, solicitarle que ayude al compañero que tiene dificultad con la tarea. El niño con bajo rendimiento escolar podría presentar diferentes dificultades, como dislexia, discalculia, retraso mental leve, déficit de atención o un problema auditivo o visual, entre otros, y no ser un "haragán", como usualmente se piensa. Lo más importante, como mencionaba al principio, es lograr detectar a tiempo estas necesidades en los chicos para poder estructurar un plan de acción y así lograr un buen desarrollo y aprendizaje integral. En conclusión, un maestro debe conocer la forma en que mejor aprende cada niño; por ejemplo, si se le facilita más trabajar en equipo o individualmente, si comprende más el contenido de clases con una presentación visual, su capacidad de análisis y comprensión, etc. Debe conocer el lapso de atención de cada alumno, reconocer los cambios conductuales o de rendimiento escolar, en fin, el ser maestro va mucho más allá de pararse al frente de la clase y exponer un tema. Es una labor de gran responsabilidad y dedicación. Se necesitan vocación, profesionalismo y un gran corazón.

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